Musica

lunes, 25 de noviembre de 2013

6.- Lanzando estrellas al viento

            6.- LANZANDO ESTRELLAS AL VIENTO

La primera impresión que causaba el RP. Junquera por su físico era la de un ser  pequeño y frágil, la delgadez natural que mantenía en todo su cuerpo hacían que sobresalieran mucho más las facciones de su rostro, en especial los ojos vivarachos y saltones que nunca dejaban de observarlo todo al rededor suyo, convirtiéndolo en una persona detallista   y meticulosa que siempre buscaba la perfección.
Esos primeros meses de acoplamiento y enseñanzas vino de la mano de los éxitos iniciales primero dentro del propio colegio y de inmediato a nivel local, cambiando radicalmente nuestras costumbres personales tanto en el colegio como en el seno familiar, pues de la noche a la mañana nos enfrentamos con ensayos diarios cada vez mas continuos y requerimientos a presentaciones por diversas razones y en diferentes lugares, que cada vez abarcaban mayores distancias dentro del Departamento de Lambayeque con horarios que muchas veces se prolongaban para hacer del retorno a casa a altas horas de la noche y alguna vez de madrugada.
Es así que se sucedieron las presentaciones en Chiclayo, Lambayeque, Pimentel, Tumán, Chongoyape, Chepén y otros, siendo que en todos ellos el triunfo fue rotundo y los diversos comentarios tanto del público como de la radio, periódico y televisión elogiando las bondades de la Coral no se hicieron esperar, habíamos entrado en la senda del éxito.
Con el tiempo pudimos entender que nada de lo que nos estaba pasando era parte del azar, hasta donde hemos podido conocer, el Padre Junquera no era un desconocido en el ámbito artístico de Lima, y muy por el contrario las relaciones que manejaba tanto con artistas como con disqueras, empresarios y diversas instituciones hacían de él un personaje muy buscado y admirado; en Lima se desenvolvía como pez en el agua y es por ello que resulta un poco extraño su traslado a Chiclayo que al parecer fue realizado no a pedido suyo sino por  una directiva de su congregación; Esto explicaría también lo temporal que resultó su paso por el Colegio Manuel Pardo, de solo tres años aún con todo el éxito alcanzado.
La percepción y visión artística que tenía el Padre Junquera eran a todas luces la de alguien sobresaliente, y eso quedó demostrado desde los primeros viajes cortos que realizamos con el éxito alcanzado a  nivel local; recuerdo que se disponía al bus del colegio como medio de transporte para todos nosotros; el vehículo de color plomo contaba con sus añitos de antigüedad pero se mantenía conservado, sus asientos de tapiz verde sobresalían sobre un piso lustroso.
En alguna de las intervenciones que hicimos en la propia cuidad, conocimos por primera vez a una niña que junto a sus padres participaban activamente de una velada artística, los padres eran muy animosos y llevaban a la hija para que presente su número de baile español, ella de cabellos largos, negros tendría sus 8 años y enfundada en su vestido de gitana realizaba su danza agitando los brazos y haciendo tronar las castañuelas en forma acompasada, mas adelante a iniciativa del Padre Junquera ella llegaba  con sus padres en su auto al lugar de  nuestras presentaciones  y hacía su número danzante en el intermedio de nuestra presentación.
De igual manera conocimos a otra chiquilla con rasgos muy humildes, unos años mayor que nosotros, que con voz muy melodiosa interpretaba música criolla, ella también fue invitada a participar de nuestras giras,  y como no podía ser de otra manera se volvió nuestra compañera de viaje en el autobús sentándose también en la parte de atrás jugueteando y fastidiándose con los mayores del grupo.
Hoy, recordando esas vivencias estoy mas que convencido que el apoyo brindado a esas dos chiquillas fue fundamental y sin ello quizá otra hubiera sido su historia, la bailarina en inicios se llama Zoilita Soriano, y la cantante Tania Libertad.





  

2 comentarios:

  1. gracias a este blog me entere de que no son los toribianitos. SIGAN ADELANTE!!

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  2. Recuerdo que fuimos invitados a Tuman. Se inauguraba un evento internacional de juventud latinoamericana. El evento era en la plaza de toros y por la noche.Nos recogía el ómnibus del colegio. Se le conocía como el pan de molde por la forma de su estructura. Estando en el tabladillo, colocado en el centro del coso, y con las banderas de los países participantes en la parte posterior, no sabemos en qué momento se escapa un toro de lidia y entra a la arena. Nos sorprendió a todos. El padre nos pidió calma y que nos juntemos al centro del tabladillo. Allí en círculo abrazados todos, el padre como buen español y conocedor del mundo taurino, nos calmó con voz muy baja mientras que unos hombres con palos con punta llevaron al toro a su encierro. Al día siguiente, domingo, era la corrida. Fue una ingrata experiencia para nosotros como niños. Pasado el susto cumplimos con el programa. Retornamos muy tarde y satisfechos.

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